Seek and Destroy [Haneul]

10:00pm
Hacia el Casino

El rubio se encontraba de muy mal humor. A veces pensaba que sus jefes lo odiaban con todas las fuerzas del averno e iba la milla extra por ponerlo en situaciones que le hacían saborear la bilis. Y no, no lo malinterpreten, le encantaban las misiones. Especialmente aquellas como esta en la que le tocaba “buscar y destruir” pero odiaba con TODAS SUS FUERZAS cuando le asignaban un compañero. Pareciera que sus superiores no habían aprendido la lección luego de lo que pasó con su excompañero Karim. Si al menos lo hubiesen mandado con Phoenix que era media corrupta y al menos tenía buen culo, pero no, lo habían mandado con una agente con la que jamás había pasado ni el saludo.

Miró la hora en el reloj de su muñeca, golpeteando el volante del auto con su dedo índice. En teoría la chica no estaba tarde, aún faltaban cinco minutos para la hora acordada y su objetivo estaba pautado a llegar al casino dentro de una hora más. Aquella noche deberían encontrar y eliminar a un mafioso Coreano, Yang Hyun-Suk, que se rumoraba también ser vampiro. El tipo era escurridizo. Se movía por Asia y Europa como si fueran el patio de su casa. Sin embargo se rumoraba que tenía un par de semanas en Paris y su pasatiempo nocturno preferido era ir a hacerse más rico al casino. Jack había insistido que el solo podía con aquella tarea, sin embargo la decisión de mandar a Haneul había sido rotunda e irrefutable. Se esperaba que el Coreano estuviese bien cuidado, guaruras humanos como también de su misma raza. La orden era no dañar a ningún humano, como siempre, pero en la experiencia del experiodista siembra había uno que otro… daño colateral.

Acomodó el ridículo corbatín negro que rodeaba su cuello, complementando el traje fino negro con el que le habían obligado a vestirse. Siempre había odiado la ropa demasiado formal. Ni siquiera cuando era corresponsal del Times usaba ese tipo de ropa. Sin embargo desde que se volvió un agente de Equilibrium, no era extraño tener que vestirse de traje para los tantos eventos fatídicos que les tocaba cubrir en Paris. Cinco minutos después encendió el auto asumiendo que la chica ya debía encontrarse bajando las escaleras o algo por el estilo. Tenía un sobre con el expediente sobre el asiento del copiloto aunque esperaba que la chica ya lo hubiese analizado con anterioridad. El mismo contenía datos personales del objetivo como un par de fotos que otros agentes habían recopilado. En el sobre también estaban unas identificaciones falsas, dinero y tarjetas con los que él y Haneul posarían como una pareja más que irían al casino por una noche de juegos y derroche.